«Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias».
Pero volviendo a la frase de Locke, por más que nuestro único propósito sea ser feliz, alcanzar ese estado parece ser cada vez más y más complicado. Bien sea porque pocas veces nos admitimos a nosotros mismo que ‘somos felices’, siempre estamos inconformes; muchos no saben cómo vivir o no saben cómo manejar la felicidad; otras veces esperamos alcanzar una GRAN felicidad y mientras esperamos ese gran momento no apreciamos las pequeñas alegrías; hay los que están tan ocupados que dejan la felicidad en segundo o tercer plano; otras veces una mínima angustia hace olvidarnos de un millón de cosas buenas que también están sucediendo, porque la mente humana es así, parece solo concentrarse en lo malo, y resumen, hay una cadena infinita con excusas y pretextos para no ser felices.
Por otro lado, hay personas extraordinarias que logran ser felices incluso cuando están tristes… es lo que llamo la felicidad inducida, o que aun no siendo feliz su única misión en la vida es hacer feliz a los demás, aquellos que van por la vida regalando sonrisas hasta quien no se lo merece e irradian buena vibra en abundancia, o los que solo logran ser felices al ver a sus seres queridos felices, algo así como al sentimiento de madre, quizás.